Existen muchas dudad y mitos alrededor de esta especie sobre
todo por que hay una gran cantidad de tlaconetes alrededor del mundo en realidad
este animal es una salamandra, cuyas extremidades están fusionadas al
esqueleto, en espera de que la evolución las elimine por completo. La confusión
es natural y típica, ya que, por un lado. Su cuerpo viscoso es muy parecido a
las babosas y, por el otro, la mayoría de las personas que hablan del tlaconete
generalmente piensan en la salamandra de dorso murado o la salamandra de
Yécora. Existe muy poca información al respecto, además de que es nula la
difusión de tan bondadosa especie, la que esta llevando al tlaconete mexicano a
su extinción.
El tlaconete es un animal arcaico, heredado de un mundo
remoto cuando aun no existían los mamíferos en la tierra: sus estructuras son
sumamente simples; estos pletodontilos son cuerpos sin pulmones y el intercambio
gaseoso se da en sus pieles y los tejidos alineados alrededor de sus bocas. Los
tlaconetes gustan de vivir en climas fríos, preferentemente en bosques
mesofilos de pino y encino, actualmente se les puede encontrar en la sierra
madre oriental, sobretodo en el eje volcánico transversal y en algunos estados
de la sierra madre del sur como Oaxaca y guerrero
Al llegar a su fase adulta el tlaconete abandona el agua para
dedicarse a costumbres terrestres mas amistosas. De hecho su nombre se
emparenta con la planta tlacopetatl o
tlacopetate, una planta coriariácea sumamente venenosa. El tlaconete en si
mismo no es toxico, sin embargo, se restriega con esta planta para fortalecer
sus feromonas naturales y a la hora del apareamiento, cosa curiosa, ya que esto
le da una gran protección contra la gran de depredadores naturales que tiene en
el momento en que mas desprotegido se encuentra. No obstante, esto también lo
convierte en un platillo exótico sumamente apreciado, como jericalla. Este
resulta ser un excelente postre que, dependiendo de las cantidades, puede
llegara provocar de leves taquicardias, hipertermia, un delicioso vértigo
alucinógeno, espasmos genitales, hasta convulsiones en todo el cuerpo.
Por otra parte, y aunque muchos aun lo duden, este plentodontilo
en sus primeros años de vida gusta de insertarse en los orificios vaginales,
sobretodo en las mujeres vírgenes, debido no solo al irresistible sabor del
himen, sino también al gran contenido nutricional de la sangre menstrual que
comen con avidez (cosa curiosa ya que la piel del tlaconete junto con plantas como
la ortiga, el equiseto o la bolsa de pastor, se han utilizado desde tiempos precortesianos
como hemostáticos naturales). Tan solo hace un par de años, se registraron 24 casos de penetración en la matriz de
jovencitas que nadaron en aguas infestadas por este negro parasito, Y aunque
por su forma, consistencia y propiedades afrodisiacas naturales el tlaconete
puede llagar a ser una excelente pareja o juguete sexual, alimentado unos meses
por el flujo vaginal puede llegar incluso, a, quintuplicar su tamaño, en tales
circunstancias las adolecentes pueden llegara crees que están embarazadas,
corriendo el grave peligro de ya no poder extirparles la salamandra y evitar así
que terminen por dislocarles las caderas, engullirles la matriz e incluso los
intestinos. Las pobres mujeres van muriendo lentamente, creyendo que los
dolores que les perforan las entrañas son de parto, mientras cargan
amorosamente con la alimaña que, periódicamente, les entrega ardores
genitales y fiebres alucinatorias. Finalmente
las arratonadas madres, casi antes de expirar
terminan escupiendo por su vagina un purulento liquido viscoso de color
verde pardusco que un contiene algunas de sus propiedades psicoactivas.
Desgraciadamente este manjar es casi imposible de conseguir por su elevado
precio en el mercado negro.
A pesar de todo, es
muy fácil evitar que el tlaconete termine por anidar en la juveniles
vaginas de las doncellas; sin embargo, es muy probable que no se extraiga a
tiempo debido a el delicioso chapoteo que realiza en los sexos y a la substancia que segrega, las cuales, al
juntarse con la mucosa vaginal, termina por llevar a las jovencitas a un increíble gozo extático. Quizá esa sea la
razón por la cual su nombre científico se relacione con el monstruo acuático de
la mitología mexica, Ahuizotl o espina de agua en castellano, que atraía a
hombre y mujeres por medio de su llanto como de bebe en las orillas de ríos y
lagunas para ahogarlos a favor de Tlaloc. Me pregunto seriamente si acaso que
este llanto no sea otra cosa que los gemidos incontrolables de las chiquillas
que se masturbaban con el singular animalito.